KARIDADEKO BENTA | Bertsos mestizos
 
Música
KARIDADEKO BENTA | Bertsos mestizos
El bertsolari Jon Maia lidera una «orquestina loca» que se apunta al mestizaje globalizado

ÓSCAR CUBILLO

Antaño, la Venta de la Caridad/Karidadeko Benta, era una posada que se erigía un siglo atrás en un cruce de caminos entre Billabona y Zizurkil. Ahí se reunían los bertsolaris conocidos de la época para improvisar y retarse mutuamente entre ríos de vino y sidra. Hogaño, también es el nombre de un grupo de bertso-folk ilusionista y acústico-anarquista liderado por el afamado bertsolari Jon Maia y que el jueves pasado presentó en sociedad su primer álbum, homónimo pues.

A las diez y media de la mañana montaron el tinglado en la Gran Vía bilbaína y no se olvidaron de ubicar la imagen de San Felicísimo Mártir. Se pusieron a tocar y, aunque estaban rodeados de sospechosas cámaras de televisión, numerosos viandantes, también caritativos, les echaron monedas y los músicos reunieron trece euros con tres canciones. «Nos tomaron por eslovascos», ironiza Inazio Tolosa, clarinetista, trompetista y saxofonista. «En proporción, sacamos más que en cualquier concierto. Fue superbonito e improvisé. Es increíble el juego que puede dar tocar en la calle. Me gustó un montón y esperamos repetir», remata Jon Maia.

Llegados al tercer párrafo, es obligatorio referirnos a proyectos puntuales, urbanos, acústicos y anteriores que también exploraban la interacción entre el teatro, el folk, los bertsos y la improvisación: Bar Puerto (con Mikel Urdangarin) y, sobre todo, 7 Eskale (con Josu Zabala). «Bueno, con Bar Puerto sólo nos une que somos amigos. Le escribí alguna letra a Mikel y no encuentro más referencias comunes. Con 7 Eskale tenemos en común el bertso y ciertas melodías, pero ellos metían pop, rock y de todo».

El motor de Karidadeko Benta es el bertsolari Jon Maia, 31 años, de Zumaia, finalista en los dos últimos campeonatos bertsolaris nacionales. Su nombre seguro que os suena, pues ha firmado la letra de más de 70 canciones de grupos como NG, SA o DCD. «Comencé con Negu Gorriak y luego me empezaron a llamar otros: Bizkar Hezurra, Gari -con el que hice unas nueves canciones en dos discos-, Anari, Gozategi y otros de la trikitixa, Def Con Dos -a los que compuse una letra en euskera-, también Soziedad Alkohólika...».

Jon no duda al ordenar los textos que más royalties le han producido. «La que más, ‘Nirekin’, de Gozategi. Igual te acuerdas de ella, porque dio un verano toda la lata -Maia la tararea y sí: la recordamos-. Luego quizá ‘Gora Herriak’ o ‘Lehenbiziko bala’, de Negu Gorriak. Y también me ha dado mucho el ‘single’ del disco anterior de Mikel Urdangarin. He tenido algunas que han pegado bastante fuerte. Es un trabajo que nunca sabes cómo va a resultar. Algunos grupos me pasan la música y me dicen que escriba lo que quiera, y otros desean un trabajo más conjunto, como Gari o Fermín».

Aquí, al que suscribe, los bertsolaris le resultan aburridos y anacrónicos, aunque a algunos talibanes les parezca un anatema el aserto. Que nunca me han gustado, vamos. «Ja, ja, ja... Ya te entiendo», comprende el mantenedor de la tradición oral regional. Muchos jóvenes se apuntan a la historia, pero luego abandonan por numerosas cuestiones. El caso más palmario es el de Mikel Urdangarin, a quien no le da corte afirmar que el bertsolarismo es un terreno demasiado limitado. «Para mí es lo contrario -refuta Maia-. Me ha multiplicado y me ha abierto puertas a otros campos: escribir letras, cantar en un grupo -lo cual deriva de los bertsos; es una rama del árbol del tronco-, intervenir en conciertos emotivos, como la despedida de Hertzainak o los primeros de Negu Gorriak, colaborar en periódicos...».

Venga, centrémonos en Karidadeko Benta, proyecto surgido dos años ha sin grandes ambiciones ni objetivos. «Nos juntamos sólo por pasarlo bien haciendo algo que no estaba hecho». Como suele suceder, la rueda fue girando y la «dinámica del grupo y el boca a boca nos llevó a los conciertos y luego al primer CD, que nos ha costado tanto». Maia encabeza a un puñado de euskaldunes arties, con perdón, pues los músicos caritativos también son pintores, dibujantes de cómics, artesanos del metal y actores de teatro. «Se nota que en escena tenemos tablas y comunicamos con el público», subraya el líder su aspecto teatral.

Los seis se pusieron a «tocar en formato de orquestina loca» y ficharon por Gaztelupeko Hotsak porque Jon era amigo del capo, Xarra. En el sello de Soraluze han editado Karidadeko Benta, disco de aire divagante y diáfano que practica una fusión suavita y más amable que la de Cheb Balowski a lo largo de una producción inexistente, desnudísima.

Mezclas diversas

Así como el nombre Karidadeko Benta «mezcla ventas, bertsos, barricas, vino y camino» -usa la aliteración castellana Maia-, el repertorio mezcla ritmos, pues los giputxis se han apuntado al rollo de la fusión. Los posaderos se apropian de sonidos de Marruecos e Irán, del Caribe, de Terranova, de los Balcanes, de Yanquilandia o de Euskadi, of course. El bertsolari apunta que «coges los ritmos de Irán y parecen hechos en Bayona, y los de Marruecos en Getaria. No pretendemos copiar el estilo, sino adaptarlo. Todo es pseudo: pseudo-flamenco, pseudo-chachachá...».

Karidadeko Benta no es un álbum conceptual con un guión, sino que contiene letras variadas. Por ejemplo, una inspirada en Remedios Amaya, la calé eurovisiva del fiasco de Quien maneja mi barca, sobre la que circula una leyenda que asegura que nació entre Zumaia y Getaria, en una campa donde solían parar carros de gitanos. O la copla anónima de más de doscientos años de antigüedad que narra vivencias de marineros vascos en Terranova; para Maia, que la descubrió en un museo, resulta la más bella que conoce en cuanto a ejecución y armonía.

También hay un número sobre el boxeador Paulino Uzkudun, pero es instrumental. El autor compara el álbum con un tebeo, «porque cada canción cuenta una historieta y aparecen muchos personajes».

Por ahora, han ofrecido una treintena de directos en bares, plazas y aulas de cultura. Acuden «jubilados y niños, gente que está con el porro o con el farias». Próximamente recalarán en Getxo, Bera De Bidasoa o Billabona, y prometen un espectáculo «gamberro y un poco loco. Me meto entre los espectadores, canto a lo que veo en el sitio y el momento. Esta improvisación rompe la barrera entre público y músicos», estimula Maia.

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